Crecimiento y talla
El crecimiento y desarrollo de un niño luego de nacer es una continuidad de lo que ha venido creciendo en el vientre materno (crecimiento fetal).
Con un adecuado control de la mujer embarazada es posible saber en la mayoría de los casos si el bebé está creciendo bien dentro de la panza de su madre.
Son muchas las causas por la cuales un bebé puede crecer en forma inadecuada durante el embarazo.
1. La nutrición de la madre durante el embarazo es un factor determinante y si la mamá fue desnutrida durante su infancia el riesgo es mayor.
2. El tabaquismo por factores tóxicos asociados a una inadecuada oxigenación son muy malos para el bebé.
3. Alteraciones en la placenta por envejecimiento placentario o hipertensión materna.
4. Enfermedades infecciosas maternas o problemas propios del bebé.
La consecuencia es que nacen niños pequeños para la edad gestacional (PEG) que puede afectar solo al peso, a la talla o ambos.
De todos los niños que nacen PEG, aproximadamente un 90% recuperará su peso y su talla (fenómeno llamado catch-up) si reciben una adecuada nutrición y se encuentran sin problemas de salud. De este modo, su crecimiento y desarrollo se ubicará dentro de los parámetros normales.
El 10% restante, aún con una alimentación adecuada, no presentará un crecimiento compensador postnatal y permanecerán bajos, los cuales deberán ser controlados y eventualmente estudiados por médicos especialistas para evaluar los posibles tratamientos a implementar.
Para evaluar si un niño crece adecuadamente debe ser comparado con un patrón de normalidad. Para ello, los países cuentan con la referencia del patrón normal para cada población en particular. Ello está plasmado en lo que se llaman las tablas de percentiles. Existen tablas para la talla, el peso, la cabeza, los segmentos corporales, etc. Los percentiles representan la dispersión de la talla normal dentro de un parámetro de probabilidades.
La talla final está influenciada principalmente por dos factores:
1. Fetales (maternos y placentarios)
2. Genéticos. La talla de los padres influye en forma significativa en la talla de los niños. De ello resulta que la mayoría de niños presentan una talla similar a la de sus padres.
Si un niño se encuentra en el percentil 75 de talla y peso a los 4 meses de vida no necesariamente significa que la proyección de ese percentil será su talla final, porque existen diferentes patrones de crecimiento normal. Hay niños que crecen siempre dentro de un percentil dado y otros que cruzan percentiles. Esto último es muy común dentro de los primeros años de vida, donde un niño sano busca un carril de crecimiento en más o en menos del que poseía en los primeros meses de vida.
Es importante conocer esta variante normal, pues este fenómeno deja de ser normal si ocurre luego de los 4 años de vida.
La evaluación del crecimiento no se realiza solamente con la medición en un momento dado. Lo ideal es tener un periodo de seguimiento de más de 4 meses (en niños menores de 1 año puede ser menos) para calcular la velocidad de crecimiento.
La velocidad de crecimiento de un niño está influenciada por mecanismos nutricionales, genéticos, hormonales y emocionales.
Un elemento adicional para evaluar el crecimiento de un niño es la maduración esquelética, comúnmente llamada edad ósea. De acuerdo al grado de maduración se establece una edad ósea para cada niño en particular. Con la edad ósea uno puede estimar el potencial de crecimiento que tiene ese niño.
Es fundamental que el niño concurra al pediatra para control en forma periódica.
1. Crecimiento fetal
Es el que se da durante los meses en los que el bebé se encuentra dentro de la panza de su madre. Hay varios factores que influyen en que el bebé tenga un buen crecimiento intrauterino: nutrición materna, tabaquismo, alteraciones en la placenta por envejecimiento placentario, hipertensión, infecciones, problemas propios del bebé, entre otros. En esta etapa también influyen ciertas hormonas como la insulina, las somatomedinas y el lactógeno placentario.
2. Primeros dos años de vida
Esta es una etapa de mucho crecimiento en la cual los niños suelen duplicar su altura y hasta cuadruplicar su peso. Cambian las proporciones corporales. La hormona de crecimiento cumple un rol fundamental.
3. Pubertad
Nuevamente se da un crecimiento acelerado, lo que muchas veces se llama “el estirón”. Los niños atraviesan cambios en el cuerpo y emocionales que se relacionan con la maduración sexual. Hay aumento de peso, crecimiento en altura y maduración de las gónadas y aparato genital.
Las causas pueden ser muchas, como:
- Factores ambientales y del contexto donde nace y crece el niño, como la nutrición o enfermedades infecciosas,
que son determinantes en la etapa inicial de rápido crecimiento. - Enfermedades agudas (que duran días o pocas semanas) pueden repercutir en el peso pero sin alterar el crecimiento. Pero las enfermedades prolongadas o crónicas con internación sí pueden afectar el crecimiento. Una vez recuperados, la mayoría de los niños presenta un crecimiento compensador (catch-up).
- Ciertos medicamentos, como los corticoides, pueden influir negativamente en el crecimiento del lactante o el niño mayor.
Se llama retardo de crecimiento constitucional o madurador lento a una variante normal del crecimiento en la que los niños presentan un enlentecimiento en su crecimiento, aproximadamente entre los 3 y 5 años de edad.
Ello lleva a que el niño que, por ejemplo, crecía en percentil 25 disminuya al percentil 3. Sin embargo, en estos casos el crecimiento luego de los 5 años suele presentar un ritmo normal y el niño crece en forma paralela a la de los demás niños. Estos niños tiene una edad ósea considerablemente menor a su edad cronológica lo que les permite recuperar parte de su talla durante la pubertad.
En general, los niños que presentan esta variante de crecimiento normal suelen tener antecedentes familiares de un crecimiento similar, por ejemplo reflejado por una madre que presentó una primera menstruación tardía o un padre que recuerda haber pegado el estirón de la pubertad más tarde que sus compañeros.